Hay cocinas que nacen para ser vividas y otras, como esta, que además invitan a ser recordadas. “Recuerdos de Algodón y Madera” es un espacio donde el blanco más puro se funde con la calidez del roble y los detalles cuidadosamente pensados. Un proyecto con alma, diseñado por nuestra Project Manager Sofía Carrasco, que transforma lo cotidiano en especial.
Desde el primer vistazo, destaca el acabado BLANCO MATE del mobiliario, elaborado en laminado de alta presión y acompañado de interiores en cálido roble, generando un contraste sutil y acogedor. La línea visual se mantiene limpia gracias al sistema de apertura Gola blanca y el zócalo de PVC también blanco, que potencia la sensación de continuidad y ligereza.
Cada módulo ha sido elegido con propósito: desde los muebles bajos con cajones, gavetas y soluciones inteligentes como el cubertero de PVC, hasta las columnas de integración para frigorífico y horno microondas, o el práctico módulo desayunador. Se incorporan también baldas decorativas en madera, que enmarcan con elegancia y suman carácter a la estancia.
Y así descubrimos el alma de esta cocina. La encimera porcelánica Laminam en el modelo Oro del Jerte, una joya de 1.2 cm de grosor, que aporta textura, sofisticación y resistencia. Su presencia se extiende tanto en la zona de cocción (con profundidad máxima de 69 cm y chapado vertical a juego), como en la del fregadero con un diseño especial.
El fregadero bajo encimera, en color Superwhite, se integra de manera limpia y práctica, acompañando el estilo elegante y minimalista de toda la cocina. La iluminación también juega un papel esencial: la incorporación de luces LED aporta calidez y funcionalidad con lo que conseguimos que cada rincón brille con personalidad.
Y ésta cocina, ¿por qué se llama Recuerdos de Algodón y Madera?
Y es que Cristina heredó esta casa que un día fue el hogar de sus padres. En este rincón del hogar, decidió rendirles homenaje, no con palabras, sino con forma, luz y materia.
El blanco, como el hilo de algodón entre los dedos de su madre modista, viste los muebles con pureza y ternura. Es el eco suave de las telas que ella transformaba en vestidos. La madera, cálida y firme, recuerda a su padre, concentrado frente al tablero de ajedrez. Cada veta es una jugada, una estrategia.
Así nació esta cocina: de la unión de dos memorias que no se borran, sino que se habitan. Un espacio donde el aroma del presente se entrelaza con la textura del pasado. Donde cada desayuno, cada cena, es también un reencuentro.
Recuerdos de Algodón y Madera es, al fin, una forma de seguir diciendo: estáis aquí.