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Cielo abierto: una cocina en blanco y madera con isla.

Descubre la sublime fusión de luz y naturaleza en esta cocina donde el blanco y la madera se entrelazan se unen para lograr un diseño elevado, moderno y acogedor. Con un toque de azul cian en las paredes, este espacio irradia frescura y refleja el deseo de la familia de crear un lugar central para compartir momentos. La isla central, un canto a la funcionalidad, invita a la creatividad culinaria, mientras la luz natural se filtra a través de amplios ventanales. Así, esta cocina se convierte en un hogar donde la simplicidad moderna abraza la calidez familiar, un auténtico Cielo abierto.

Luz en cada detalle: El mobiliario

El mobiliario de esta cocina es una celebración a la claridad del cielo de verano y la calidez de la madera natural. La amplia superficie blanca, que se extiende con elegancia y minimalismo, refleja la luminosidad del espacio y proporciona un lienzo perfecto para la vida cotidiana. El desayunador, con su suave acabado, invita a disfrutar de los primeros rayos de sol y momentos compartidos, mientras los muebles de madera clara, situados sobre el fregadero, evocan la frescura del entorno natural. Este diseño se complementa con un suelo de parquet que, aunque inusual en una cocina, añade un toque acogedor y distintivo, además de combinar a la perfección con el resto de muebles o sillas de madera. En este espacio, cada elemento invita a ser vivido, creando una sinfonía visual que celebra la vida y la conexión familiar.

 

La isla de la creatividad

La isla central, una pieza magistral de diseño, se erige como el corazón funcional de esta cocina blanca y madera con isla. Con su amplia superficie blanca de cuarzo, ofrece un espacio generoso para la creatividad culinaria, donde la placa de inducción se integra sin esfuerzo, lista para dar vida a los platos más deliciosos. En el extremo opuesto, un acogedor hueco para dos sillas blancas de madera invita a compartir risas y conversaciones, transformando este rincón en un punto de encuentro familiar. Un cajón visto, con iluminación suave en su interior, se convierte en un refugio para libros de recetas o botellas de aceite, añadiendo un toque de calidez y practicidad al diseño. Esta isla no solo es un lugar de trabajo, sino un espacio donde la vida cobra sabor y se celebran los momentos compartidos.

Sobre las nubes: La iluminación

La iluminación en esta cocina blanca y madera con isla es un elemento fundamental que realza su esencia acogedora y moderna. Bajo los muebles del fregadero, un par de pequeños focos cálidos se encienden, iluminando con delicadeza la zona de trabajo. Dos lámparas colgantes blancas, adornadas con un remate de madera, cuelgan sobre la isla, proyectando una luz suave: Una combinación perfecta para un diseño global que recuerda al cielo y a la claridad de las nubes, pero con un suelo orgánico de madera que recuerda a la Tierra. Además, la campana de extracción, elegantemente integrada en el techo, presenta un sutil detalle en azul en sus bordes, que armoniza perfectamente con las paredes pintadas de azul cian. Así, la iluminación transforma este espacio en un verdadero Cielo abierto, donde la luz y el color danzan en una sinfonía de calidez y frescura.

La nota distintiva: Electrodomésticos

Los electrodomésticos en esta cocina de diseño, aportan un contrapunto clave que equilibra el diseño luminoso y acogedor. El frigorífico y congelador, en un sofisticado gris mate que roza el negro, se erige como una nota de oscuridad perfecta, complementando la luminosidad del espacio. Su presencia es un guiño a la modernidad, mientras que la columna que alberga el microondas y el horno se integra de manera fluida, creando una composición armónica que respeta la estética general. Estos elementos no solo cumplen funciones prácticas, sino que también forman parte de una combinación inteligente con el lavadero, donde predomina el mobiliario negro combinado con la naturalidad de la madera.

Cielo abierto, un refugio celeste

Este diseño de cocina, es un susurro del cielo hecho realidad. Cada rincón irradia la luz del amanecer, donde los matices del azul cian en las paredes evocan el vasto horizonte. Aquí, la calidez de la madera se entrelaza con la frescura del blanco, creando un espacio donde la creatividad culinaria flota en el aire, como nubes suaves en un día despejado. Cada detalle, desde la iluminación hasta los electrodomésticos, se siente como una brisa suave, transportando a quienes la habitan a un paraíso de serenidad y conexión familiar. En este rincón del hogar, la experiencia de cocinar se convierte en un vuelo hacia la felicidad, un verdadero refugio celestial.

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