Cuando alguien nos pregunta cuál es el momento más importante de una reforma, la respuesta sorprende: no es elegir los materiales, ni el diseño, ni siquiera encontrar al profesional adecuado.
Es lo que ocurre antes de todo eso. Las decisiones que tomas en las primeras semanas determinan si tu reforma costará lo previsto o se convertirá en una fuente constante de sobrecostes y problemas.
Después de tres décadas diseñando espacios, hemos identificado cinco patrones que se repiten una y otra vez. Estos son los errores que más dinero cuestan, y todos son perfectamente evitables.
1. Cambiar de opinión una vez empezada la obra
El error: Decides modificar la distribución, cambiar los materiales o añadir elementos cuando los trabajos ya están en marcha.
Por qué sale caro:
Cuando modificas algo durante la obra, no solo pagas el nuevo elemento. Pagas deshacer lo ya hecho, gestionar nuevos pedidos fuera de plazo, coordinar proveedores que no estaban planificados y, frecuentemente, detener la obra mientras se resuelve.
Cómo evitarlo:
Invierte tiempo en la fase de diseño. Visualiza tu rutina diaria en ese espacio. Pregúntate: ¿dónde apoyo las bolsas de la compra? ¿Dónde preparo el café por la mañana? ¿Dónde se queda mi pareja mientras yo cocino o al revés?
Un buen proyecto tarda entre tres y seis semanas en definirse. Es tiempo bien empleado. Cada hora invertida aquí te ahorra días de retrasos y miles de euros durante la ejecución.
2. Elegir solo por el precio más bajo
El error: Contratar al profesional que presenta el presupuesto más económico sin analizar qué incluye realmente.
Por qué sale caro:
Un presupuesto bajo suele esconder una de estas tres realidades:
- Materiales de gama inferior que necesitarás cambiar en pocos años
- Partidas no incluidas que aparecerán como «extras» durante la obra
- Profesionales sin experiencia que cometerán errores costosos de solucionar
Cómo evitarlo:
Compara presupuestos detallados línea por línea. No solo el precio final. Pregunta por las marcas de los materiales, las garantías ofrecidas, etc…
Un indicador fiable: si un presupuesto es un 30% más barato que los demás, probablemente no está comparando las mismas calidades o no incluye el mismo alcance.
3. No considerar las instalaciones existentes
El error: Diseñar la distribución ideal sin revisar primero dónde están las tomas de agua, gas y electricidad actuales.
Por qué sale caro:
Mover un punto de agua puede costar entre 400€ y 1.200€, dependiendo de la distancia y la dificultad. Reubicar una toma de gas: desde 600€. Añadir un nuevo circuito eléctrico: entre 300€ y 800€.
Estos costes se multiplican si hay que picar paredes, pasar instalaciones por falsos techos o sortear vigas estructurales.
Cómo evitarlo:
Antes de diseñar, pide un estudio técnico de las instalaciones actuales. Un buen proyectista trabaja con estas limitaciones desde el principio, no las descubre a mitad de la obra.
4. No dejar margen para imprevistos
El error: Destinar el 100% de tu presupuesto a la reforma, sin reserva para sorpresas durante la obra.
Por qué sale caro:
En reformas, los imprevistos no son una posibilidad, son una certeza. Una tubería oxidada que hay que cambiar, una pared que no está a plomo, un suelo que al levantarlo muestra daños…
Si no tienes margen económico, estas situaciones te obligan a tomar decisiones rápidas y poco meditadas: elegir materiales de menor calidad o dejar cosas sin terminar adecuadamente.
Cómo evitarlo:
Reserva entre un 10% y un 15% de tu presupuesto total como fondo de contingencia. Si tu reforma cuesta 25.000€, ten disponibles 3.000€ adicionales.
En el 60% de los casos, este margen no se usa completamente. Cuando se usa, evita que un problema de 1.500€ paralice la obra durante semanas mientras consigues financiación extra.
5. Priorizar la estética sobre la practicidad
El error: Elegir soluciones que quedan perfectas en fotografías pero que complican tu rutina diaria.
Por qué sale caro:
Este error tiene un coste diferido. No lo ves durante la obra, lo pagas los próximos diez años.
Ejemplos que vemos constantemente:
- Encimeras de materiales delicados que requieren mantenimiento constante
- Sistemas de apertura sofisticados que se estropean con el uso frecuente
- Distribuciones poco ergonómicas que obligan a dar pasos innecesarios
- Almacenajes insuficientes que terminan generando desorden
Cómo evitarlo:
Pregúntate siempre: ¿cómo se limpia esto? ¿Cómo resiste el uso diario? ¿Qué mantenimiento requiere?
Los mejores diseños son aquellos donde la estética surge de decisiones prácticas, no al contrario. Una distribución ergonómica bien pensada siempre resulta visualmente equilibrada.
La decisión más rentable que puedes tomar
Todos estos errores tienen un denominador común: intentar acelerar la fase de planificación para empezar cuanto antes la obra.
La prisa en esta etapa es el error más caro de todos.
Dedicar tiempo a un proyecto bien definido, con un profesional que entiende tanto de construcción como de diseño, puede parecer una inversión. En realidad, es un ahorro.
Las reformas más exitosas que hemos realizado son aquellas donde el cliente participó activamente en el diseño, cuestionó nuestras propuestas, planteó escenarios reales de uso y nos dio tiempo para resolver cada detalle antes de arrancar.
Reserva tu cita para una consulta personalizada y descubre cómo hacer realidad la cocina que te mereces.



